Es un viernes 4 de
enero de 2013, dentro de todo el ajetreo y preocupación por dejar listos mis
temas de trabajo para quien me reemplazaría, respiro con alivio porque en mi
puesto ya cuento con el documento de vacaciones autorizadas por el gerente, y
un pequeño bono del sindicato había sido depositado (pucha que ayudó más adelante).
El vuelo de Santiago - Puerto Montt es el mismo día viernes
que salgo del trabajo, a las 21hrs, por lo cual marcho raudo desde la torre
Entel (mi lugar de trabajo por ese entonces) hacia calle San Diego a buscar una parrilla nueva; sí, el último día
buscando una parrilla debido a que la noche anterior, presentando las alforjas
ya con carga, noto que tiene una tremenda fisura, más que mal, esa vieja parrilla
me acompañó en el viaje de 2008 a Patagonia y a varios otros, con harto peso,
el aluminio al final cede. Y no buscaba cualquier parrilla, era la oportunidad
de encontrar la adecuada, una para bicicleta con freno de disco, ya que había
adaptado la vieja parrilla con unas abrazaderas por un lado y fijadas a un hilo
que poca seguridad me daba por el otro… menos mal se fisuró, así pude encontrar la
parrilla adecuada que se sujetaba al bloqueo,
también encontré un collerín de sillín adaptado con hilo para la parte superior de la parrilla, esto porque el cuadro de mi bicicleta Lapierre no
contaba con hilo para sujetar la parte superior de la parrilla, los planetas se alinearon definitivamente.
Escribo esta anécdota para que se imaginen el susto que tenía al estar a horas
de tomar el vuelo y no tener asegurada
quizás la parte fundamental de una aventura de cicloturismo; LA
PARRILLA!
OK, 19 horas, llegamos al aeropuerto, aplicamos checkin,
desarme de las bicis y embalaje con el nylon y pulpo, aprovechando de adosar la carpa a cada bici, cuidamos que las patas de cambio no quedaran expuestas,
las cubrimos con cartón y cinta de embalaje, se le quita presión a los neumáticos
(te lo exigen) y junto a una de las alforjas, conforman tu equipaje que debe
pesar los 23 kilos apróx, ésta alforja que se va en el maletero debe ir con
todo elemento corto punzante, también latas de conservas si llevas. Arriba
en el avión llevas el equipaje de mano, la otra alforja llena de ropa, el saco de
dormir, etc.
Llegamos a Puerto Montt y tras descargar ambas bicis y una
alforja, notamos que no viene mi otra alforja, llené un formulario, nuevamente se
me venía la noche y pensaba en que mi viaje se me venía abajo, se había quedado
en Santiago la otra alforja, llena de herramientas, la cocinilla… me estaban
ofreciendo enviarla al sur por encomienda, pillarme en el camino jaja uff, me
indigné con LAN, menos mal enviaron la alforja en el último vuelo que salía de
Santiago a Puerto Montt, justo cuando terminábamos de montar todo el aparataje
y armar las bicis, llega un funcionario de LAN corriendo con mi alforja en la mano…
SALVACIÓN!
En el Aeropuerto Tepual de Puerto Montt nos dieron pasada la
medianoche, así que a pedalear 18 kilómetros nocturnos con un clima ventilado, algo nuboso hasta la casa de un gran
amigo que nos hospedó esa noche. Ahí comenzó el pedaleo, en el Aeropuerto
Tepual, fue ideal para probar nuestras linternas de manubrio, casco y traseras,
son esenciales para tu viaje, porque la oscuridad en noches nubladas es total!
Al otro día, buen desayuno, pasamos al Homecenter a abastecernos de las últimas cosas y a las 14
horas ya estábamos por el sector de Pelluco, que es donde comienza la famosa
Ruta 7, Carretera Austral… es el primer tramo que llega hasta Caleta La Arena,
unos 46 kms al sur de exigencia leve a media, te vas acostumbrando a pedalear
con peso y subir algunas cuestas pequeñas. Avanzados unos 30 kms en dirección
sur se encuentra señalizado el acceso
hacia el Parque Nacional Alerce Andino, te desvías hacia el oriente 7 kms, no lo
recorrí, nuestra meta ese primer día sábado 5 de enero era Hornopirén, había
que alcanzar el ferry del otro día… Respecto al paisaje, vas bordeando la
costa, ves el quieto mar a tu derecha, casitas de pescadores y gente que
marisca, por el lado oriente, ves las imponentes y verdes montañas, a lo lejos,
los volcanes tan típicos de la décima región; las montañas caen abruptas hasta
el mar y la carretera se abre paso entre ellos.
Prácticamente todo este primer tramo es asfalto, llegamos a Caleta
La Arena.
las Termas de
Pichicolo, se ubican a unos 9 kilómetros de Hornopirén, son posones naturales en
medio de densa vegetación.
Esa noche, ya siendo pasadas las 23hrs, pedimos alojamiento en
el enorme patio de una casa que estaba casi a orilla de camino, continuaba
chispeando y cayendo goteras, armamos por primera vez las carpas, la aventura
el primer día ya era total, mi compañero decidió dormir inmediatamente, no comió, tenía
suficiente con el festín de empanadas que nos mandamos mientras esperábamos el
ferry en Caleta La Arena… yo decidí hervir agua y comer, su leche con quacker,
un café y a dormir, solo las bicis afuera, todo el resto dentro de las carpas,
comienza a llover fuerte, no para en toda la noche, logramos conciliar el sueño,
despertando a ratos por el viento, pero pusimos enormes piedras a los costados,
la humedad en la mañana era solo de la condensación, las carpas Falcon 2 de
Nautika se portaron impecables!
Día domingo 6 de enero, a las 8 de la mañana ya estábamos levantando
el campamento, había que llegar a
Hornopiren antes de las 10 am, esos 17 kms de pedal fueron bajo una intensa
lluvia, con unas calzas largas abajo, guantes con dedos largos y un cortavientos que al
final igual dejó pasar toda el agua, llegamos a Hornopirén, directo a la rampa, ahí
estaba el ferry, pero ya no aceptaba más pasajeros, había otro que salía a mediodía
(se refuerza con otro ferry en verano para la ruta bimodal hasta Caleta
Gonzalo)… compramos nuestro pasaje que es de $5.000.- por persona, la lluvia continuaba con la misma intensidad, en los quioscos de madera y techados que existentes, compramos café para calentar el cuerpo, habíamos dejado de pedalear y estábamos completamente
mojados, también varias porciones de Küchen… encontramos un camión que esperaba
embarcarse, así que le pedimos subir nuestras bicis en la parte trasera, de manera de
ahorrarnos $3.500.- que cobran adicional solo por la bici! Increíble… todo esto bajo la incesable lluvia, finalmente subimos al ferry, aseguramos las bicis con los pulpos y cubrimos con nylon las
alforjas… buscamos un baño y dimos con uno muy rustico, era el que usaba la
tripulación, igual me duché con agua fría y saqué toda la arena y barro de mi
ropa y cuerpo, qué agradable sensación esa de estar seco y embarcado, tomando mate
y comiendo! la ropa la secamos en el escape de la caldera del ferry, fue
ingenioso jaja
- La Ruta Bimodal que une Hornopirén con Caleta Gonzalo es
un tramo obligado para continuar por la Ruta 7, es un paseo inolvidable a
través de los fiordos, las montañas caen verticales al mar, la lluvia hace que
se formen infinidad de saltos de agua, se ven canales que se abren paso en
medio de gigantescas montañas, es un deleite a la vista este tramo que dura entre 4 a 5 horas desde Hornopirén hasta la rampa Leptepu, acá se continúa 10 kms
por tierra para continuar por un segundo ferry que parte desde la rampa Fiordo Largo y que atraviesa
el Fiordo de Reñihue, lugar recóndito donde tiene su "casita" el gringo Douglas
Tompkins, hasta llegar a Caleta Gonzalo, simplemente un espectáculo de la
naturaleza la llegada a este lugar. Si se tiene fortuna o qué se yo, te puedes
encontrar algunas toninas jugueteando cerca del ferry. Camino por
mar-tierra-mar, he ahí ruta bimodal.
Siendo un largo domingo 6 de enero en la tarde habíamos llegado por fin a Caleta
Gonzalo, si después del primer ferry
disminuía el tráfico vehicular, esta continuación por tierra de la ruta 7
sientes realmente que estás en lo recóndito, sin señal (sólo movistar en la
rampa, casi metiéndote al agua), menos con electricidad, agua caliente, qué es
eso?
Esa tarde ya, tipo 19 hrs, nos acampamos en lo que es el
Parque Pumalin; este es un Parque Privado con todas las comodidades y bellezas
a disposición de los visitantes, hay varios senderos bien señalizados que se
internan en el bosque y te llevan a Alerces milenarios, cascadas, lagunas, volcanes (Sendero Laguna Tronador, Sendero de Los Alerces, Sendero
Cascadas Escondidas, Michimahuida, entre otros) los lugares para camping son baratos y muy bien
equipados, en Caleta Gonzalo viven trabajadores del Parque y te venden pan
amasado y víveres básicos, también útiles de aseo, las duchas y baños
impecables, el paisajismo acá es un arte que lo hace muy fácil el entorno
natural.
Hay muchas conjeturas de los motivos y del supuesto Sionismo
de Douglas Tompkins. Lo cierto y lo que se ve a simple vista es que el lugar que se permite
visitar está muy bien cuidado y la preocupación por la conservación se nota, qué cosas se esconden tras eso, y qué gente viene a esos lodges que solo se
puede llegar por embarcación o vía aérea, vaya uno a saber, lo dejo al criterio de ustedes,
pero por favor, háganselo después de visitar este parque.
Ya armadas las carpas bajo techo (porque venían aguaceros
tremendos y a veces se despejaba, en cosa de minutos) esa noche llovió sin parar, pero estábamos en nuestras carpas, bajo techo y bien abrigados, mención aparte las
corbatitas con salsa tuco y queso a destajo de esa tarde noche… uff un manjar! jaja
Al otro día, lunes 7 de enero, un buen desayuno, pan, huevo,
leche, quacker y mate, alforjas listas, nubes amenazantes… comenzamos el "asalto" a Chaitén, 57 kms por delante, salimos a eso de las 11 de la mañana, con el
propósito de recorrer los senderos mencionados (que ya había recorrido 2 veces
años anteriores), a poco dejar atrás Caleta Gonzalo y avanzar al sur,
comienza nuevamente la lluvia, pero acá es demasiado copiosa, es con frío, por lo que decidimos parar 12 kms avanzados y recorrer a orilla de camino y trotando para
calentar el cuerpo, el Sendero de Los Alerces, simplemente majestuosos esos
milenarios arboles.
Volvimos a nuestras bicis que nos esperaban en el camino,
la verdad no se nos calentó nada el cuerpo, seguía lloviendo, 4 kms al sur
llegamos al camping de las Cascadas Escondidas, acá hay un sendero que te lleva
a 2 impresionantes saltos tipo velo de novia y cascada. El camping tipo refugio
es del standard de Pumalin, con baños, duchas y techo, CERO señal, menos
electricidad, acá aplicamos mate, estábamos empapados, conversamos con una
mujer francesa que recorría el sendero de las cascadas con su esposo y par de pequeños, es muy poca la gente que
te encuentras en este sector, así que la conversación es inevitable, es bueno ese
espíritu que se genera… En vista que la lluvia no daba ninguna señal de detenerse,
sino aumentar, decidimos continuar, encima de mi primera capa me puse una bolsa
de basura y encima el cortavientos, me puse un gorro de lana y luego el casco, la idea es que no se
escape, sino mantener el calor del cuerpo, los dedos tullidos hacen casi imposible pasar los
necesarios cambios! la cadena muy tensa en las cuestas y con mucha arena…
cuidado con cortar cadena!
Acá nos vimos puestos a prueba, bajo la intensa lluvia, frío
y también hambre, ya que no había opción de cocinar para almorzar ni pasar otra noche
en camping, una ducha caliente, un plato con mucha carne, un vino tinto y una
cama acogedora era un visión que impulsaba cada pedaleada, no pasaba ningún automóvil
sino hasta que empezaron a llegar los que venían de la ruta bimodal de ese
lunes, eso nos decía que ya era tarde. Bordeamos primero el Lago Negro y luego el Lago Blanco, pasamos por el acceso al camping del
Michimahuida, todavía en el Parque Pumalin, a medida que vas avanzando, ya te
das cuenta que dejas un Parque Privado y con recursos para cuidar el
paisaje, la señalética, la flora. También comienzas a quedar boquiabierto al
ser testigo presencial de cómo el Volcán Chaitén arrasó con el bosque nativo,
como los ríos arrastraron mucho sedimento y ceniza, es impresionante.
- Sendero a Volcán Chaitén, unos 15 kms al norte de Chaitén
empieza un sendero también en dirección Oriente unas 2 horas de subida al
cráter, imperdible.
El tramo Caleta Gonzalo - Chaitén lo haces alejado del mar, ya
llegando a caleta Santa Barbara (lugar donde pretendieron frustradamente
refundar Chaitén) se siente el frío más intenso, por la brisa marina, y ya no aguantábamos
más, pero estábamos muy cerca de llegar a Chaitén, yo tengo más resistencia y
ando más en bici que mi compañero, así que me fui adelante con todo hacia el
pueblo a buscar un hostal, saqué unos 15 minutos a mi partner, y logramos
encontrar un hostal en la misma avenida de la bahía de Chaitén, frente a la
oficina de info turística, $10.000.- una pieza, dos camas, ducha caliente, wifi
y desayuno, OK dijimos, "pero sus bicis y todo lo mojado déjenlo atrás en la
bodega" nos dijo la señora, hicimos todo rápido, ya eran las 9:30 pm, fue una de
las duchas más exquisitas que me dí en este viaje, al fin estábamos en Chaitén! la
pieza era un tendedero de ropa húmeda, había que salir a desquitarse al pueblo
y a algún restaurant, aplicamos un Barros Luco de entrada para cada uno, de fondo
una chuleta doble de cerdo con arroz y 4 botellas de cerveza de litro,
atendidos por una bella y sonriente chaitenina, vimos noticias de Santiago esa
noche en el restaurante, jaja es divertido que la gente tenga que ver noticias de
cómo capean el calor los santiaguinos que están a más de 1.300 kms de los
chaiteninos…
Había que ir a dormir, y así lo hicimos.
Continuará…